sintomática

enero 11, 2007

Lo improbable

Hace mas de seis meses atrás, decidí hacer orden en mi placard. Saqué un montón de ropa que ya no usaba, mucha en muy buen estado y atenazada por la escasez de efectivo en aquel momento, seguí los consejos de mi amiga Virginia y metí todo en una mochila de esas grandes de mochilero con la intención de hacerme unos dinerillos a cambio de mi ropa. Asi es que decidí ir a la feria americana que me había recomendado ella. La gata Chula queda en Santa Fe y Pueyrredón, por lo cual decidí ir en subte D, qué mas directo! A la media cuadra ya estaba blasfemando contra la gata, mi amiga, mi placard y mi genial idea. No tenía sentido tomarme un taxi y gastar parte de lo que obtendría, pero peor que eso era la idea que me asaltaba de que tal vez no estuviera abierto, o no quisiera comprarme y en ese caso tener que volver con la misma carga, lo que me parecía ya diabólico. En ese momento de desasosiego me entra un sms de mi amiga en cuestión, bastante sorprendente el hecho ya que no nos contactamos tan asiduamente. Tanto me llamó la atención que la llamé y me dio el coraje suficiente para seguir con la empresa. Llego y encuentro el clásico cartelito de ya vuelvo. Un alivio, dentro de todo. Cuando llega y abre, 20 minutos después, como había clientas me hizo esperar, porque claro, no iba a cerrar negocios conmigo delante de ellas.
Cuando lo consideró oportuno me hizo vaciar la mochila y empezó a inspeccionar con dedicación enfermiza todas y cada una de las prendas y separó algunas. Además de sentirme casi tan inspeccionada como la ropa, pensaba que ojalá esas fueran las que no compraba porque doblar nuevamente todo y volverlo a guardar me parecía una tarea titánica. Me dice, que esta bien, que se queda con todo lo otro pero que me puede pagar 50 pesos solamente y encima a pagar en 15 días. Yo pensaba, me esta rompiendo el culo, una sola, cualquiera de esas prendas me habia salido 50 pesos o mas o su equivalente cuando las compré, pero bue, cualquier cosa antes de volver con la mochilota. Con la sensación de haber sido abusada me retiré. Hasta ese momento nunca había pensado en qué pasaría si mi madre por ejemplo se cruzaba en la calle con alguna prenda de mi abuela que yo hubiera vendido y otro comprado. Alguna de esas prendas únicas que solo alguien de la familia reconocería. Me dio culpa. Decidí que era algo sumamente improbable y me lo saqué de la cabeza. Lo improbable me sucedió ayer. Estaba en el barrio chino comprando algunos víveres cuando veo MI POLLERA en una señora mayor en la cola de la caja, dos personas adelante mío. No podía ser otra pollera igual porque me la había traído mi madre hace como 16 años atrás de un viaje a Europa. En realidad la posibilidad de que esa señora tuviera una pollera igual existe. Los dos casos son igualmente probables o improbables. Mi sensación fue que era la mía ( que todavía era mía). Raro. Me puse entre nerviosa y ansiosa, la escudriñé a poca distancia, buscando algun detalle mas que develara si era la misma. Mi comportamiento se estaba transformando en llamativo y abandoné la cruzada. Lo que me queda claro es que lo improbable, sucede. Y evidentemente, la Gata Chula sabe hacer su trabajo.
posted by trixy, 5:46 p. m. |




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