sintomática

septiembre 25, 2006

Así nomás

Luego de hacer algunos comentarios le digo que la verdad no tengo mucho más para decir, que estoy bien, tranquila, contenta. Ella me dice, bueno, muy bien, tómese un tiempo y me llama cuando quiere. Así nomas? digo yo. Así nomás dice ella.
posted by trixy, 4:44 p. m. |

septiembre 12, 2006

A pedido del público 2

Aquí está la segunda parte del relato anterior. A modo introductorio aclararé que luego del café con mi amiga y acompañada por ella, fui a la Galería Gral. Belgrano con la firme intención de adquirir un nuevo par de aros más puntiagudos. El local, el primero que me pareció sería el que me habían indicado, era una joyería y por tanto entré sin más. Un mes después y buscando otro artículo ( un Bob Esponja para torta de cumpleaños) ví que la galería se compone casi exclusivamente de joyerías. En la joyería me dijeron que los aritos de plata (abridores) servían perfectamente a dicho fin y pasaron a mostrarme una cantidad enorme de aros de ese tipo y además me informaron que ellos habían trabajado la línea que yo tenía pero que ahora tenían estos que eran mejores. Sentí que era una historia de nunca acabar, pero me parecieron realmente mas puntiagudos así que emprendí la tarea de elegir el motivo. Dudé y tardé como siempre, mientras por debajo seguía incluso pensando que esta segunda compra fuera probablemente innecesaria, hasta decidirme por unas vaquitas de san antonio muy simpáticas, ya casi segura de que la fanática de estos bichitos soy yo y no mi hija.
Al día siguiente, un día nublado, frío y triste, fuimos a concretar el hecho. Si bien el día anterior me la pasé repetidamente reflexionando si ése era el modo apropiado de hacerlo, y barajando la posibilidad de practicarle yo misma la intervención cosa que descarté segura de que me faltarían las agallas para traspasar la carne de mi hija con un arito con mis propias manos, ese domingo decidí seguir el plan trazado originalmente. Asi es que allá fuimos, ella, yo, mi pareja y su madre. Llegamos, tal como habíamos pautado entre cinco y seis de la tarde, mas cinco que seis para que hubiera luz suficiente y el señor hippie nos recibió afectuosamente. Le mostré los nuevos aritos y no dí posibilidad alguna a que les practicase ninguna modificación. Se refregó las manos con el alcohol que me había pedido que llevara, yo le pasé alcohol por las orejas a mi hija, él puso los aritos en alcohol y sacó de una valijita un frasquito con un líquido en el que me atrevería a aseverar que había alguna partícula flotante y un hisopo. Mojó el hisopo en el líquido, se lo pasó por el lóbulo de cada oreja a ella que había sido convenientemente sentada en una banqueta alta y comenzó a masajearselas para que hiciera efecto la xilocaína. Le preguntó a ella si estaba lista mientras yo le sostenía la mano, ella dijo muy decidida que sí y al no ver la pistolita por ningún lado le pregunté, alarmada, si no lo iba a hacer con la misma. Extrañamente para mí me contestó sorprendido si quería que se lo hiciera con la pistolita, a lo que dije que sí sin recordarle que para eso había venido a verlo el día anterior, pero desgraciadamente resultó que los aritos no eran compatibles con la misma, no entraban. Mientras tanto el resto de la comitiva, a prudente distancia, observaba poco menos que azorada la situación. Le dije que siguiera adelante, no era momento de echarse atrás. Y lo hizo. Bastante diestramente, me pareció a mi. Ella, claro, lloró. Yo la consolé y no le solté la mano nunca. El señor hippie se negó a cobrarme. Ella se recompuso casi instantáneamente y se fue con una sonrisa.
Todavía hoy sigo chequeando su proceso de cicatrización que sé será largo y a veces me pregunto si no tendría que haberlo hecho de otro modo.
posted by trixy, 5:19 p. m. |




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