julio 07, 2005
El tema
A ver, a ver. Cuando era chica había una parrilla o un parador, no se qué era, camino a Mar del Plata que se llamaba ?Al ver verás? y se decía todo junto, no había pausa entre ver y verás. Nadie hablaba tampoco de si el dueño estaba intentando decir algo al ponerle ese nombre al negocio. Ni de lo contrario. No es el tema, de todos modos. Cuál es el tema? No quiero pensar cuál es el tema. Pero sí, lo primero que me asalta, porque no salta a la cabeza, me asalta, es la estupidez de alguien a quien no puedo hacer referencia públicamente. Por lo tanto no es un tema a traer y tocar aquí.
Por otro lado está mi vida sexual, o debería llamarla amorosa? Sigo sin poder discernir si para mí hay alguna diferencia entre los dos términos. Y hoy no fluye la escritura, ni la cabeza. Yo no fluyo. Siento estar retrocediendo. Me estoy enroscando en un par de situaciones y lo que tengo que hacer es exactamente lo contrario. Soltar, cinturear, relajar, no pensar. Hoy me atasqué. No pensar, no poner nombre, no definir. Avanzar, atravesar. Ver. Creo que tengo que volver un poco al silencio. Llamarme a silencio. Y descansar, en este instante. Me llama la cama. El agraciado librero el otro día me echó de la librería. Amablemente. Me sorprendió. Vaya uno a saber lo qué pasa por la cabeza de la gente.
Hace un rato me miraba los brazos y me gustaban. Y me dieron ganas de que me los mimen. De que me amen, supongo. Pero qué es esa necesidad. Puedo extraerla de mi y diseccionarla. De dónde proviene. Neutralizarla.
En realidad lo que quiero y no quiero es llamar(te) y decir(te) que te quiero acá o me quiero allá. No, otra vez, no. El amor otra vez, no. Vértigo.
Siempre puedo volver a la librería en mis paseos de fin de semana ( eso espero ) y sumergirme en un libro, o en mi vermouth, o en mi cine.
Para qué vamos a arriesgar a esta altura de los acontecimientos? El pasado recién empieza a serlo. Un poco de respeto. No se quién habla.
Por otro lado está mi vida sexual, o debería llamarla amorosa? Sigo sin poder discernir si para mí hay alguna diferencia entre los dos términos. Y hoy no fluye la escritura, ni la cabeza. Yo no fluyo. Siento estar retrocediendo. Me estoy enroscando en un par de situaciones y lo que tengo que hacer es exactamente lo contrario. Soltar, cinturear, relajar, no pensar. Hoy me atasqué. No pensar, no poner nombre, no definir. Avanzar, atravesar. Ver. Creo que tengo que volver un poco al silencio. Llamarme a silencio. Y descansar, en este instante. Me llama la cama. El agraciado librero el otro día me echó de la librería. Amablemente. Me sorprendió. Vaya uno a saber lo qué pasa por la cabeza de la gente.
Hace un rato me miraba los brazos y me gustaban. Y me dieron ganas de que me los mimen. De que me amen, supongo. Pero qué es esa necesidad. Puedo extraerla de mi y diseccionarla. De dónde proviene. Neutralizarla.
En realidad lo que quiero y no quiero es llamar(te) y decir(te) que te quiero acá o me quiero allá. No, otra vez, no. El amor otra vez, no. Vértigo.
Siempre puedo volver a la librería en mis paseos de fin de semana ( eso espero ) y sumergirme en un libro, o en mi vermouth, o en mi cine.
Para qué vamos a arriesgar a esta altura de los acontecimientos? El pasado recién empieza a serlo. Un poco de respeto. No se quién habla.