abril 25, 2005
Muebles
Estaba intentando armarme el entorno propicio para sentarme a escribir estas líneas, buscando una música que me acompañe y no me distraiga, todo lo que veía eran recuerdos, hice una pasada rápida por el baño para no tener que levantarme en lo mejor mientras pensaba en amigos en el primer mundo especulando si el que es escritor me habría leído, terminé de levantar los platos de la pacífica cena con Rocío y me senté luego de poner a Bebel que ya está lo suficientemente lavada de pasado como para garantizarme que no me va a provocar inesperados accesos de llanto.
Ya había intentado cambiar los muebles de lugar, si mal no recuerdo ( cosa muy factible ultimamente) hace un año, dándome cuenta en el medio de la maniobra y luego de habérseme caído el elástico de la cama sobre un pie justo cuando tenía las dos manos ocupadas, que lo que parecía entrar no entraba y que tendría que volver todo atrás, ahora con un pie hinchado y dolorido y con esa irreductible sensación de frustración que me queda en estos casos. La semana pasada, sin proponermelo me encontré con el cm de coser (no encontré la cinta métrica que durante tanto tiempo llevé en la cartera) tomando medidas y decisiones. Y cambié algunos muebles de lugar. Mas precisamente los únicos tres que la relación entre paredes, puertas y ventanas me permite. Me resultó obvio al día siguiente que durmiera mal esa noche.
La cuestión es que creo haber vivido algunos de los momentos mas novedosos de los últimos años en estos 10 días. Mi catálogo de sensaciones venía siendo bastante monótono y me sorprendí alegre, serena y fluída.
Estoy entendiendo algo en algún nivel de mi ser. Disfruto ( y también sufro, je) exponiéndome a la mirada del otro. Y acabo de terminar de entender los varios sentidos de esta frase al escribirla.
Entonces ya no sé si la respuesta a mi pregunta "No será que el relato me encierra en vez de liberarme?" es unívoca. Creo que recién ahora empiezo a liberarme de ciertos relatos, y mas que relatar, poder ver en él es lo que me libera.
Ya había intentado cambiar los muebles de lugar, si mal no recuerdo ( cosa muy factible ultimamente) hace un año, dándome cuenta en el medio de la maniobra y luego de habérseme caído el elástico de la cama sobre un pie justo cuando tenía las dos manos ocupadas, que lo que parecía entrar no entraba y que tendría que volver todo atrás, ahora con un pie hinchado y dolorido y con esa irreductible sensación de frustración que me queda en estos casos. La semana pasada, sin proponermelo me encontré con el cm de coser (no encontré la cinta métrica que durante tanto tiempo llevé en la cartera) tomando medidas y decisiones. Y cambié algunos muebles de lugar. Mas precisamente los únicos tres que la relación entre paredes, puertas y ventanas me permite. Me resultó obvio al día siguiente que durmiera mal esa noche.
La cuestión es que creo haber vivido algunos de los momentos mas novedosos de los últimos años en estos 10 días. Mi catálogo de sensaciones venía siendo bastante monótono y me sorprendí alegre, serena y fluída.
Estoy entendiendo algo en algún nivel de mi ser. Disfruto ( y también sufro, je) exponiéndome a la mirada del otro. Y acabo de terminar de entender los varios sentidos de esta frase al escribirla.
Entonces ya no sé si la respuesta a mi pregunta "No será que el relato me encierra en vez de liberarme?" es unívoca. Creo que recién ahora empiezo a liberarme de ciertos relatos, y mas que relatar, poder ver en él es lo que me libera.