sintomática

Me encanta despertarme y no hablar durante un par de horas. Tengo todo un mundo de sensaciones dándome vueltas. Ayer relaté mis vacaciones y reafirmé lo que pensaba mientras viajaba desde Esquel a Bariloche. Pero empecemos por el principio. Primero tengo que confesar que mis intentos por llevar un diario en papel fueron infructuosos. Creo que el haber escrito para la radio tanto tiempo me hizo tener esa necesidad de escribir para otros.
Ya desde el momento en que tomé la decisión de irme a un destino tan ajeno a mí me di cuenta que algo estaba cambiando. Yo, la reina del plan y el cálculo, estaba a menos de una semana de empezar mis vacaciones sin tenerlas definidas, hasta que pensé que no tenía por qué supeditarlas a nada ni a nadie. Y lo hice. y me fui a Bariloche con dos amigos del laburo. No sabía muy bien a dónde ni si nos íbamos a queadr allí o seguir hacia Esquel.
Relatar todos los pormenores de cómo es la relación entre cada uno de los tres no es algo que pueda hacer en este momento por lo extenso y ramificado que resultaría hacerlo, lo cierto es que de todos modos creo haber estado bastante ajena y no entré en mis típicas elucubraciones sobre las relaciones humanas hasta ayer. Mentira, hasta el viaje de vuelta.
Margarita ayer me dijo que Carmen le dijo algo ( sabio) como que hay que aferrarse al presente, ir tomando lo que el presente dá. Y es exactamente lo que estuve haciendo, alternando, por hacerlo, tranquilidad y, la verdad sea dicha, un poco de vértigo. Y mientras volvía y el paisaje por poco me hacía escapar sonidos de felicidad, me di cuenta que estaba en uno de mis mejores momentos. Y disfrutando de esa paz interior de ser completamente consciente de mí misma y de estar dejando la angustia atrás.
Qué flores más rubicundas!! Nunca vi tantas rosas tan lindas y tupidas.
Lo cierto es que como la vida no da descanso, a los dos días de haber alcanzado este estado de felicidad, me encuentro con nuevos desafíos. Es como estar en un arco. Lo que pasa es que como ya aprendí que esto va a ser siempre así, lo importante es cómo una se para en ese arco. Qué actitud toma una frente a la vida. Mejor dejar que ella venga hacia mí y aferrarme al presente.