mayo 04, 2011
a mi me rebota y a vos te explota o chupate esta mandarina
Me dedicaste un poema en su momento y ahora me decís que me odias. No me mueve un pelo! no te das cuenta que tu problema no es conmigo? Das pena dejándome un comment diciendo que me odias, cuánto? 6 años después? Paxzu, me deberías agradecer, al menos conmigo no te hizo cornuda. Te deseo lo mejor, gordi.
julio 03, 2010
Crónica desprolija
Un clásico mío, llegar a los lugares y sin excepción hacer un juicio de valor mental que en general resulta ser “me equivoqué”. A veces, luego de bajar la ansiedad y aclimatarme e ir ablandando la resistencia a lo desconocido, me doy cuenta que ni siquiera son esos los términos que definen la experiencia.
Me encanta, de todos modos, viajar, viajar sola y medio sin plan o rumbo 100% definido.
Curitiba resultó una ciudad hermosa, con edificios históricos bellos, arbolada, simpática. Al menos lo que pude recorrer caminando. Donde parábamos por el evento, era un hotel de 4 estrellas pero en una zona tipo once. Lo que me lleva a pensar cuán globalizado está el mundo o cómo se parecen Argentina y Brasil. Era la avenida de los artículos de embalaje y herramientas.
Pero empecemos por el principio:
Salgo de aeroparque a las 7 am con lo cual me tuve que levantar 4.30, con lo cual no logré pegar un ojo desde que hice como que dormía a la 1.30hs. Todo esto para llegar a Curitiba a las 13.30hs con un trasbordo en Sao Paulo, o sea, una amansadora y con 16 personas casi desconocidas. Manejando ese delicado equilibrio entre no ser una agreta ni una pesada, no ladrar ni ser condescendiente y así.
Nunca estos viajes de trabajo son livianos ni dejan tiempo libre. Todo ese día se fue en idas y vueltas al lugar del evento, chequear que todo lo que se había acordado por mail coincidiera con la realidad y las comidas, siempre tan importantes en estos viajes con “contingentes” artísticos. Y desde el segundo vuelo, arrastrando un dolor de cabeza y de panza que me malhumoraban sobremanera ante la perspectiva de enfermarme y no poder venir a mi destino final, la tan cuestionada decisión del comienzo, Ilha do Mel.
Primero me sorprendió que el primer ómnibus al lugar donde tomar el barco, primo hermano de la lancha colectivo de Tigre, saliera recién a las 14.30hs. Eran las 10.45hs dejé mi bolso (otro error, ropa de más, formato para llevar en la mano, ni siquiera el hombro) y mi laptop (terror) en un locker en la rodoviaria y me fui a caminar por Curitiba.
Segundo, cuando finalmente tomé el ómnibus, que iba lleno, mi ansiedad jugaba al sube y baja. Era el lechero. Paraba en todas. Conseguí doblegar mi ansiedad leyendo hasta que de repente como si se tratara de una línea divisoria que el ómnibus atravesó, el clima cambió. El cielo que metros atrás estaba despejado por completo con un sol radiante pasó a ser blanco y estar suspendido muy cerca de nuestras cabezas, estaba dentro de una gran nube que me rodeaba y podía distinguir sus partículas. Tan denso era el conjunto de gotitas que en un abrir y cerrar de ojos dejaron de verse los morros al costado de la ruta. Todo esto sucedía mientras claramente el micro descendía, se sentía en los oídos, de un lugar al que nunca recuerdo subiéramos. Niebla o nube, fue disgregándose y el verde, brillante, con innumerables matices, empezó a aparecer. (La sierra cordobesa es más seca, más verde seco, diría). A medida que nos íbamos acercando a la costa iban apareciendo casas (?) que ofrecían coco verde gelado, iguales en realidad a las borracharias (que con tan simpático nombre no son más que gomerías), solo diferenciadas por sus respectivos carteles siempre escritos a mano, construcciones de madera con techo de zinc acanalado. (mientars escribo esto en la habitación de la posada, se nota que es viernes, mucho alboroto alrededor, voces, música, teles, muy diferente a ayer). Y las que ofrecen coco además tienen racimos de bananas colgando del alero. La tierra es roja, como en Misiones, a cuya latitud estamos.
Llegamos finalmente al punto de embarque. Me esperaba la lancha colectivo con destino a Brasilia, así se llama uno de los dos pequeñísimos puertos de Ilha do Mel. Luego de 40 minutos de navegación en los que tuve que soportar un dvd a todo volumen para que pudiera escucharse por encima del ruido del motor de la lancha llegué al trapiche (muelle) de Brasilia. Pero necesito detenerme en el dvd: un dúo de hermanos? novios? Primos? Amigos? Qué son? Son muy parecidos, normalizados por el botox o alguna cirugía, uno con el pelo más crespo que el otro, dos mamarrachos que cantan unas canciones melosas, valga la redundancia, tremendamente simples y repetitivas en sus letras y sus melodías, con una banda enorme, donde priman las guitarras acústicas y frente a una cantidad indecible de gente que grita, canta sus canciones de pe a pa y sostiene fotos del exasperante dúo en alto. Parte de esa multitud se encuentra dentro de una estructura con forma de corazón, como una muralla iluminada que los separa del resto, serán ganadores de algún concurso o habrán pagado más. Y de los dos monstruos, que sugieren algún movimiento sexy de cadera y tiran besos por doquier, uno, roba cámara a lo loco.
Ok, al llegar a la isla, a las seis y cuarto de la tarde era de NOCHE. Me bajé y empecé a caminar a tientas por un sendero arenoso hasta mi Pousadinha, rogando no pisar nada extraño o nada que pudiera enojarse y atacarme, puteándome por no haber traído la linterna que toda página web sobre la isla aconsejaba traer. En la isla no hay autos ni iluminación pública.
Llego. Lorena no está. Me habían instruido por mail que preguntara por ella, en cambio me atiende un hombre que dice que no le avisaron que iba y cuyo nombre nunca pude retener hasta que lo volví a escuchar y lo anoté: Venderley! lo juro! Me lleva a un cuarto un tanto precario y aquí llegamos al principio de esta crónica. Lo veo y realmente dudo. Hice bien? Sobre todo luego de venir del 4 estrellas. Y me dice: Jantar até as oito horas. QUË??? Cómo voy a cenar antes de las ocho?? Después qué hago hasta mi horario habitual de dormir? Empiezo a escribir esto y a tratar de bajar.
Voy a cenar a las siete y media. Soy la UNICA. Me sirve mi peixe con salada, feijoao y arroz y mi caipirinha y empiezo a pensar que no está nada mal. Es más la comida es riquísima y la bebida también. Llegan incautos, me preguntan si está abierto. Tiro, acho que sim. Dos jovenzuelos. Me parece escuchar francés. Aparece otro, clavado que es brasilero. Cada uno en lo suyo hasta que pido mi segunda Caipirinha y el dúo también, no puedo evitar decir: es un éxito! Y empieza la charla entre todos. Pasamos del mundial a Maradona, Cristina, las retenciones, los trabajos de cada uno, Lula, diversos destinos de vacaciones y lugares en el mundo, el euro, el real y el peso, Sarkozy, el cine francés, argentino y brasilero, bla bla, bla. Creo que Venderley se quería matar a medida que iba viendo que la charla se encendía. El dúo decide irse sin decir agua va y me apuro a hacer lo mismo para no quedarme charlando a solas con el brasilero. (se había generado cierta silenciosa alianza por el hecho de ser sudamericanos que rápidamente rompí cuando me dijo que no le gustaba Lula, que el país estaba mejor, pero que no le gustaba porque era del PT. Ah, dereita le dije. Refunfuñó y asintió).
Me fui a mi cuarto, eran once menos cuarto y me quedé dormida al instante.
No sé si dormí bien. Tuve calor me parece.
Me levanté a las 9 y desayuné. Papaya! Me encanta. Y un bolo de naranja riquísimo. La verdad es que cocinan muy bien en la Pousadinha.
Me fui a la Praia da Fora, cerca del faro. Re linda playita donde hice mi práctica de yoga. Mientras volvía para hacer un alto fisiológico en la posada antes de empezar mi travesía de 1 hora y media caminando hacia la fortaleza escuché los festejos del gol de Brasil. Para mi sorpresa no todos veían el partido en la isla.
Caminé, caminé, caminé. Qué lindo, qué sensación de placer da caminar por una playa hermosa, desierta. Muy cada tanto pasaba alguien caminando, alguien en bicicleta. Me bañé en el mar y todo. Se veían peces saltando fuera del agua. Llegué a la Fortaleza de Nossa Senhora dos Prazeres. Se puede creer? Los brasileros le ponen a un fuerte militar la palabra PLACERES en el nombre. A pesar de su función y su historia, la fortaleza es hermosa. Ubicada en un lugar estratégico y bello, hoy, es linda. Subí, saqué fotos, admiré el paisaje y el único militar que había (porque sigue siendo, se ve, una dependencia militar) con un chihuahua en brazos y unos lentes negros estilo George Michael, cosa que prejuiciosamente me hizo pensar que era puto, me contó que Brasil había quedado fuera de la copa. Cuando me estaba yendo me grita si había subido al morro. No sé por qué le hice caso. Mientras subía, mamita querida, qué escarpado, tuve miedo. Por la trilha, sola, escuchando esos típicos ruidos, una ramita que se rompe, el canto de un pájaro raro, ua ua ua, un ruido indescifrable. El miedo a pisar mal. Si me pasa algo acá, quién se entera? Son solo 500 metros, pensaba. Llego al mirador donde hay más cañones, esta vez más modernos, y una vista panorámica indescriptible. Para llegar a los cañones había una construcción de piedra, como pasillos, corredores, trincheras, diría que me daban escalofríos. Pensé en Lost. Pensé que había sido inspirada en esta isla. Me acordé del Black Rock que era como de la época del fuerte. De hecho en frente de la isla hay una islita que se llama de las palmeras, que es igual a la isla del afiche (?) de Lost.
No voy a relatar el resto de ese día que siguió entre praias y trilhas, ruidos raros e isleños hoscos porque, digamoslo de una vez, no encontré un habitatnte de la isla simpático o amable, sólo hacían lo mínimo indispensable para no ser directamente maleducados.
Lo jugoso sucedió hoy. Ya había hecho mi práctica de yoga en la praia de fora y pregunto en el bar más grande de esta parte de la isla si lo iban a ver. Lo ponen y viene uno, medio choborra, que no estaba en el bar y me dice en portugues que no puedo plasmar igual aquí, “ojalá que pierda argentina, no?! Le digo: “yo soy argentina” y me pide perdón. Me siento a ver el partido y empiezo a sufrir en el minuto 3, todavía sola en el bar, pero ya veo que los que lo atienden festejan, sobriamente. Me la morfo. Llega una pareja que estaba desde ayer en mi posada, insoportables (ella le habló a él toda la cena sin parar y a Venderley lo volvió loco) y ella empieza a festejar y a hablarle a la pantalla tipo: Otamendi, qué pasa? Pasa que están perdiendo!! Y así. La quería surtir. En el tercer gol, no aguanto más y a los del bar, que ya se habían desbocado y festejaban groso les pregunto por qué quieren que gane Alemania y me dicen que porque Maradona habló mal ayer de Brasil. Pensé, la puta madre, pero le dije, qué raro, por qué? No me explicó, me dijo que había hablado mucho y mal y yo, que ya estaba que explotaba, me fui sin terminar de ver el partido. Qué pena que me enteré que no era así cuando ya me había ido de la isla. El resto del viaje, quedará para otra oportunidad. Me voy a dormir.
Me encanta, de todos modos, viajar, viajar sola y medio sin plan o rumbo 100% definido.
Curitiba resultó una ciudad hermosa, con edificios históricos bellos, arbolada, simpática. Al menos lo que pude recorrer caminando. Donde parábamos por el evento, era un hotel de 4 estrellas pero en una zona tipo once. Lo que me lleva a pensar cuán globalizado está el mundo o cómo se parecen Argentina y Brasil. Era la avenida de los artículos de embalaje y herramientas.
Pero empecemos por el principio:
Salgo de aeroparque a las 7 am con lo cual me tuve que levantar 4.30, con lo cual no logré pegar un ojo desde que hice como que dormía a la 1.30hs. Todo esto para llegar a Curitiba a las 13.30hs con un trasbordo en Sao Paulo, o sea, una amansadora y con 16 personas casi desconocidas. Manejando ese delicado equilibrio entre no ser una agreta ni una pesada, no ladrar ni ser condescendiente y así.
Nunca estos viajes de trabajo son livianos ni dejan tiempo libre. Todo ese día se fue en idas y vueltas al lugar del evento, chequear que todo lo que se había acordado por mail coincidiera con la realidad y las comidas, siempre tan importantes en estos viajes con “contingentes” artísticos. Y desde el segundo vuelo, arrastrando un dolor de cabeza y de panza que me malhumoraban sobremanera ante la perspectiva de enfermarme y no poder venir a mi destino final, la tan cuestionada decisión del comienzo, Ilha do Mel.
Primero me sorprendió que el primer ómnibus al lugar donde tomar el barco, primo hermano de la lancha colectivo de Tigre, saliera recién a las 14.30hs. Eran las 10.45hs dejé mi bolso (otro error, ropa de más, formato para llevar en la mano, ni siquiera el hombro) y mi laptop (terror) en un locker en la rodoviaria y me fui a caminar por Curitiba.
Segundo, cuando finalmente tomé el ómnibus, que iba lleno, mi ansiedad jugaba al sube y baja. Era el lechero. Paraba en todas. Conseguí doblegar mi ansiedad leyendo hasta que de repente como si se tratara de una línea divisoria que el ómnibus atravesó, el clima cambió. El cielo que metros atrás estaba despejado por completo con un sol radiante pasó a ser blanco y estar suspendido muy cerca de nuestras cabezas, estaba dentro de una gran nube que me rodeaba y podía distinguir sus partículas. Tan denso era el conjunto de gotitas que en un abrir y cerrar de ojos dejaron de verse los morros al costado de la ruta. Todo esto sucedía mientras claramente el micro descendía, se sentía en los oídos, de un lugar al que nunca recuerdo subiéramos. Niebla o nube, fue disgregándose y el verde, brillante, con innumerables matices, empezó a aparecer. (La sierra cordobesa es más seca, más verde seco, diría). A medida que nos íbamos acercando a la costa iban apareciendo casas (?) que ofrecían coco verde gelado, iguales en realidad a las borracharias (que con tan simpático nombre no son más que gomerías), solo diferenciadas por sus respectivos carteles siempre escritos a mano, construcciones de madera con techo de zinc acanalado. (mientars escribo esto en la habitación de la posada, se nota que es viernes, mucho alboroto alrededor, voces, música, teles, muy diferente a ayer). Y las que ofrecen coco además tienen racimos de bananas colgando del alero. La tierra es roja, como en Misiones, a cuya latitud estamos.
Llegamos finalmente al punto de embarque. Me esperaba la lancha colectivo con destino a Brasilia, así se llama uno de los dos pequeñísimos puertos de Ilha do Mel. Luego de 40 minutos de navegación en los que tuve que soportar un dvd a todo volumen para que pudiera escucharse por encima del ruido del motor de la lancha llegué al trapiche (muelle) de Brasilia. Pero necesito detenerme en el dvd: un dúo de hermanos? novios? Primos? Amigos? Qué son? Son muy parecidos, normalizados por el botox o alguna cirugía, uno con el pelo más crespo que el otro, dos mamarrachos que cantan unas canciones melosas, valga la redundancia, tremendamente simples y repetitivas en sus letras y sus melodías, con una banda enorme, donde priman las guitarras acústicas y frente a una cantidad indecible de gente que grita, canta sus canciones de pe a pa y sostiene fotos del exasperante dúo en alto. Parte de esa multitud se encuentra dentro de una estructura con forma de corazón, como una muralla iluminada que los separa del resto, serán ganadores de algún concurso o habrán pagado más. Y de los dos monstruos, que sugieren algún movimiento sexy de cadera y tiran besos por doquier, uno, roba cámara a lo loco.
Ok, al llegar a la isla, a las seis y cuarto de la tarde era de NOCHE. Me bajé y empecé a caminar a tientas por un sendero arenoso hasta mi Pousadinha, rogando no pisar nada extraño o nada que pudiera enojarse y atacarme, puteándome por no haber traído la linterna que toda página web sobre la isla aconsejaba traer. En la isla no hay autos ni iluminación pública.
Llego. Lorena no está. Me habían instruido por mail que preguntara por ella, en cambio me atiende un hombre que dice que no le avisaron que iba y cuyo nombre nunca pude retener hasta que lo volví a escuchar y lo anoté: Venderley! lo juro! Me lleva a un cuarto un tanto precario y aquí llegamos al principio de esta crónica. Lo veo y realmente dudo. Hice bien? Sobre todo luego de venir del 4 estrellas. Y me dice: Jantar até as oito horas. QUË??? Cómo voy a cenar antes de las ocho?? Después qué hago hasta mi horario habitual de dormir? Empiezo a escribir esto y a tratar de bajar.
Voy a cenar a las siete y media. Soy la UNICA. Me sirve mi peixe con salada, feijoao y arroz y mi caipirinha y empiezo a pensar que no está nada mal. Es más la comida es riquísima y la bebida también. Llegan incautos, me preguntan si está abierto. Tiro, acho que sim. Dos jovenzuelos. Me parece escuchar francés. Aparece otro, clavado que es brasilero. Cada uno en lo suyo hasta que pido mi segunda Caipirinha y el dúo también, no puedo evitar decir: es un éxito! Y empieza la charla entre todos. Pasamos del mundial a Maradona, Cristina, las retenciones, los trabajos de cada uno, Lula, diversos destinos de vacaciones y lugares en el mundo, el euro, el real y el peso, Sarkozy, el cine francés, argentino y brasilero, bla bla, bla. Creo que Venderley se quería matar a medida que iba viendo que la charla se encendía. El dúo decide irse sin decir agua va y me apuro a hacer lo mismo para no quedarme charlando a solas con el brasilero. (se había generado cierta silenciosa alianza por el hecho de ser sudamericanos que rápidamente rompí cuando me dijo que no le gustaba Lula, que el país estaba mejor, pero que no le gustaba porque era del PT. Ah, dereita le dije. Refunfuñó y asintió).
Me fui a mi cuarto, eran once menos cuarto y me quedé dormida al instante.
No sé si dormí bien. Tuve calor me parece.
Me levanté a las 9 y desayuné. Papaya! Me encanta. Y un bolo de naranja riquísimo. La verdad es que cocinan muy bien en la Pousadinha.
Me fui a la Praia da Fora, cerca del faro. Re linda playita donde hice mi práctica de yoga. Mientras volvía para hacer un alto fisiológico en la posada antes de empezar mi travesía de 1 hora y media caminando hacia la fortaleza escuché los festejos del gol de Brasil. Para mi sorpresa no todos veían el partido en la isla.
Caminé, caminé, caminé. Qué lindo, qué sensación de placer da caminar por una playa hermosa, desierta. Muy cada tanto pasaba alguien caminando, alguien en bicicleta. Me bañé en el mar y todo. Se veían peces saltando fuera del agua. Llegué a la Fortaleza de Nossa Senhora dos Prazeres. Se puede creer? Los brasileros le ponen a un fuerte militar la palabra PLACERES en el nombre. A pesar de su función y su historia, la fortaleza es hermosa. Ubicada en un lugar estratégico y bello, hoy, es linda. Subí, saqué fotos, admiré el paisaje y el único militar que había (porque sigue siendo, se ve, una dependencia militar) con un chihuahua en brazos y unos lentes negros estilo George Michael, cosa que prejuiciosamente me hizo pensar que era puto, me contó que Brasil había quedado fuera de la copa. Cuando me estaba yendo me grita si había subido al morro. No sé por qué le hice caso. Mientras subía, mamita querida, qué escarpado, tuve miedo. Por la trilha, sola, escuchando esos típicos ruidos, una ramita que se rompe, el canto de un pájaro raro, ua ua ua, un ruido indescifrable. El miedo a pisar mal. Si me pasa algo acá, quién se entera? Son solo 500 metros, pensaba. Llego al mirador donde hay más cañones, esta vez más modernos, y una vista panorámica indescriptible. Para llegar a los cañones había una construcción de piedra, como pasillos, corredores, trincheras, diría que me daban escalofríos. Pensé en Lost. Pensé que había sido inspirada en esta isla. Me acordé del Black Rock que era como de la época del fuerte. De hecho en frente de la isla hay una islita que se llama de las palmeras, que es igual a la isla del afiche (?) de Lost.
No voy a relatar el resto de ese día que siguió entre praias y trilhas, ruidos raros e isleños hoscos porque, digamoslo de una vez, no encontré un habitatnte de la isla simpático o amable, sólo hacían lo mínimo indispensable para no ser directamente maleducados.
Lo jugoso sucedió hoy. Ya había hecho mi práctica de yoga en la praia de fora y pregunto en el bar más grande de esta parte de la isla si lo iban a ver. Lo ponen y viene uno, medio choborra, que no estaba en el bar y me dice en portugues que no puedo plasmar igual aquí, “ojalá que pierda argentina, no?! Le digo: “yo soy argentina” y me pide perdón. Me siento a ver el partido y empiezo a sufrir en el minuto 3, todavía sola en el bar, pero ya veo que los que lo atienden festejan, sobriamente. Me la morfo. Llega una pareja que estaba desde ayer en mi posada, insoportables (ella le habló a él toda la cena sin parar y a Venderley lo volvió loco) y ella empieza a festejar y a hablarle a la pantalla tipo: Otamendi, qué pasa? Pasa que están perdiendo!! Y así. La quería surtir. En el tercer gol, no aguanto más y a los del bar, que ya se habían desbocado y festejaban groso les pregunto por qué quieren que gane Alemania y me dicen que porque Maradona habló mal ayer de Brasil. Pensé, la puta madre, pero le dije, qué raro, por qué? No me explicó, me dijo que había hablado mucho y mal y yo, que ya estaba que explotaba, me fui sin terminar de ver el partido. Qué pena que me enteré que no era así cuando ya me había ido de la isla. El resto del viaje, quedará para otra oportunidad. Me voy a dormir.
abril 27, 2010
Lista 1 de 2010: lo que odio
1. que me subestimen
2. que no me consideren
3. el huevo frito
4. Arjona
5. que me odien
6. que me ignoren
7. las groupies
8. el machismo
9. la injusticia
10. que me objeten
en fin, menos el huevo frito, lo que odiamos todxs!
2. que no me consideren
3. el huevo frito
4. Arjona
5. que me odien
6. que me ignoren
7. las groupies
8. el machismo
9. la injusticia
10. que me objeten
en fin, menos el huevo frito, lo que odiamos todxs!
julio 24, 2009
No me lo fumo
Ni yo lo puedo creer, pero lo hice. No fumo más.
No dejo de hablar de ello, sino con gente, en mi cabeza. O en realidad no, pero cuando hablo de eso me parece que lo hago todo el tiempo. Necesito hablarlo, no soy de esos ex fumadores que dan vuelta la página sin más. Necesito masticarlo. Imagino es parte de mi síndrome de abstinencia. Cierto es que me resultó más facil de lo que creía. Todavía estoy en la etapa donde no me dan asco los fumadores, los observo muy interesada y los entiendo, entiendo aún a los fumadores que disfrutan de su vicio. Y no precisamente me dan ganas de fumar en esos momentos. Repito, no es como me lo imaginaba y no es como otras veces que dejé. Si bien lo hice como quien no quiere la cosa, el momento digo, porque hay UN momento de decisión, traté de minimizarlo y no le di importancia, me subí a caballo de una tos que me agarró. Después me di cuenta que tenía que hacerme cargo de que hacía dos días que no fumaba y decidí cambiar el estoy viendo qué onda por el dejé de fumar. Creo que recién ahí empecé a sentir la ansiedad. Y tuve unos días de tristeza profunda y de extrañeza, el tiempo pasó de manera distinta. En mi caso la cuestión es puramente oral. (la causa es emocional, claro). Pero sucede que también empiezo a sentir los beneficios de no hacerlo más. Respiro mas largo en yoga, el hilo dental pasa distinto, me sorprendo con los olores y los gustos y me siento mas abierta, más receptiva. Tengo una sensación de novedad, de desconocido, de vértigo, tengo otras de ansiedad, de necesitar meterme algo en la boca, de vacío. Pero ya que este es un año raro a más no poder, por la coyuntura y por los 40, es el momento justo para tirarme por este tobogán.
No dejo de hablar de ello, sino con gente, en mi cabeza. O en realidad no, pero cuando hablo de eso me parece que lo hago todo el tiempo. Necesito hablarlo, no soy de esos ex fumadores que dan vuelta la página sin más. Necesito masticarlo. Imagino es parte de mi síndrome de abstinencia. Cierto es que me resultó más facil de lo que creía. Todavía estoy en la etapa donde no me dan asco los fumadores, los observo muy interesada y los entiendo, entiendo aún a los fumadores que disfrutan de su vicio. Y no precisamente me dan ganas de fumar en esos momentos. Repito, no es como me lo imaginaba y no es como otras veces que dejé. Si bien lo hice como quien no quiere la cosa, el momento digo, porque hay UN momento de decisión, traté de minimizarlo y no le di importancia, me subí a caballo de una tos que me agarró. Después me di cuenta que tenía que hacerme cargo de que hacía dos días que no fumaba y decidí cambiar el estoy viendo qué onda por el dejé de fumar. Creo que recién ahí empecé a sentir la ansiedad. Y tuve unos días de tristeza profunda y de extrañeza, el tiempo pasó de manera distinta. En mi caso la cuestión es puramente oral. (la causa es emocional, claro). Pero sucede que también empiezo a sentir los beneficios de no hacerlo más. Respiro mas largo en yoga, el hilo dental pasa distinto, me sorprendo con los olores y los gustos y me siento mas abierta, más receptiva. Tengo una sensación de novedad, de desconocido, de vértigo, tengo otras de ansiedad, de necesitar meterme algo en la boca, de vacío. Pero ya que este es un año raro a más no poder, por la coyuntura y por los 40, es el momento justo para tirarme por este tobogán.
marzo 25, 2009
te canto las 40
LLegó y pasó el tan temido día y fue temible. No por las razones por las que sufrí anticipadamente sino por otras como, ahora me doy cuenta, era de prever. Si bien el lunes no llovió tuve que capear una tormenta durante 4 días y todavía no creo estar fuera de peligro. Finalmente, los 40 no son gran cosa, pasado el shock inicial todo parece acomodarse nuevamente en su lugar. Cuál es la gran cosa? tal vez ese gran Y AHORA QUE que baila adelante de mis ojos. Es un ahora qué compuesto de miles de items cotidianos a resolver, que me dan una fiaca inenarrable, por eso tal vez me preocupo por el componente más metafísico e intangible, ese que es irresoluble. Me pregunto, cuánto poder tiene una sobre su vida? En porcentajes. No es muy omnipotente eso de "si te lo propones lo logras?" o es derrotista por el contrario entregarse al acaso y lo imponderable? Yo, por hoy, me entrego.
enero 10, 2009
tareas para 2009
no atascarme en mis sensaciones, dejar que pasen
disfrutar plenamente mis logros
separar la paja del trigo
no hacerme cargo de lo que no es mío
cultivar el silencio
oir menos
seguir moderando mi carácter
hacer alguna acción concreta para cuidar el planeta
comprar o conseguir un sillón cómodo
estar presente en el presente
disfrutar plenamente mis logros
separar la paja del trigo
no hacerme cargo de lo que no es mío
cultivar el silencio
oir menos
seguir moderando mi carácter
hacer alguna acción concreta para cuidar el planeta
comprar o conseguir un sillón cómodo
estar presente en el presente
junio 05, 2008
Acepto
qué será lo que hace que:
una confie en que haloscan le va a avisar que hay nuevos comments porque así lo pautó (no, no me avisó)
una se pregunte tres días atrás, así, de la nada, qué será de mi blog
hoy lo abra para escribir y encuentre un comment (desafiante) al respecto
gracias fuerza poderosa del universo o de la mente
estaría bueno poder identificar a qué le esta pidiendo una las cosas
a mi fuerza interior? a dios? a san cayetano? (a ése le pido) a la matemática que rige el Universo?
creo que me alejé del blog por estar en una etapa no reflexiva
pero necesito escribir y todavía no estoy para una nueva "nouvelle" ni para mi cuadernito
no sé, me maravillan las conicidencias
qué posibilidades hay de que yo piense en volver a escribir en el blog el mismo día que alguien me deja un mensaje sobre el mismo exacto tema que no comenté con nadie
increible
o no es para tanto?
de todos modos, aqui estoy por el momento
una confie en que haloscan le va a avisar que hay nuevos comments porque así lo pautó (no, no me avisó)
una se pregunte tres días atrás, así, de la nada, qué será de mi blog
hoy lo abra para escribir y encuentre un comment (desafiante) al respecto
gracias fuerza poderosa del universo o de la mente
estaría bueno poder identificar a qué le esta pidiendo una las cosas
a mi fuerza interior? a dios? a san cayetano? (a ése le pido) a la matemática que rige el Universo?
creo que me alejé del blog por estar en una etapa no reflexiva
pero necesito escribir y todavía no estoy para una nueva "nouvelle" ni para mi cuadernito
no sé, me maravillan las conicidencias
qué posibilidades hay de que yo piense en volver a escribir en el blog el mismo día que alguien me deja un mensaje sobre el mismo exacto tema que no comenté con nadie
increible
o no es para tanto?
de todos modos, aqui estoy por el momento
julio 28, 2007
Henry Miller
No puedo creer esta entrevista a Miller que estoy leyendo. Estoy exaltada. La cosa fue así. Estaba corrigiendo mi novela y decidí poner las suites para cello de Bach por Casals. Acto seguido busqué en Internet sobre Casals y Nin padre, porque cuando dirigí la obra sobre Miller y Nin la musicalicé con esa versión de las suites sin saber todavía que Anaïs había conocido a Casals porque éste frecuentaba a su padre. Eso lo leí después de haber estrenado o me lo comentó Patricia Espinosa. La cosa es que encontré esta entrevista (porque Miller menciona a Casals y por supuesto a Anaïs). Conozcan por favor a Henry Miller, a quien admiro profundamente y a quien agradezco interiormente por todas las cosas que me aclara cada vez que lo leo.
abril 23, 2007
Lo improbable sigue siéndolo
Debo admitir que no me hace ninguna gracia lo que debo admitir. En realidad nunca me gustó equivocarme, pero este caso es mas un problema de memoria que de error. Basta igual para demostrar que uno cree en lo aparente aunque vaya en contra de la experiencia, porque de qué sirve la experiencia si uno pierde la memoria. La cuestión, para que se entienda lo que trato de decir, es que la famosa pollera del post de abajo, esa que creí haber vendido en la feria americana y luego haberme topado en el barrio chino, apareció ayer en mi placard en la zona de ropa para ir a yoga. No, no estoy loca, sé que nadie vino a ponerla en mi placard, sé que la palabra apareció no es la que dá verdadera cuenta de los hechos. Pero sí, buscando medias, creo, encuentro un bollo que era, ni mas ni menos, que la falda en cuestión. Y se me vino una catarata de imágenes. La vieja con la misma pollera en la cola de casa china, la mina de la feria revisando la ropa que iba a comprar, el post que escribí al respecto y la charla con Paula en Peter Cash a propósito de todo el asunto. Ahora bien, desde cierto punto de vista era mas interesante que hubiera pasado lo que creí que había pasado y no pasó. El resultado ahora es que hay una vieja que compra en el barrio chino que tiene la misma pollera que yo ( trataré de recordar nunca ponérmela al ir a comprar cositas, porque peor sería encontrármela con la pollera puesta), que todavía la puedo vender y que una puede vivir una mentira igualito que la realidad. Qué qüiki!
enero 11, 2007
Lo improbable
Hace mas de seis meses atrás, decidí hacer orden en mi placard. Saqué un montón de ropa que ya no usaba, mucha en muy buen estado y atenazada por la escasez de efectivo en aquel momento, seguí los consejos de mi amiga Virginia y metí todo en una mochila de esas grandes de mochilero con la intención de hacerme unos dinerillos a cambio de mi ropa. Asi es que decidí ir a la feria americana que me había recomendado ella. La gata Chula queda en Santa Fe y Pueyrredón, por lo cual decidí ir en subte D, qué mas directo! A la media cuadra ya estaba blasfemando contra la gata, mi amiga, mi placard y mi genial idea. No tenía sentido tomarme un taxi y gastar parte de lo que obtendría, pero peor que eso era la idea que me asaltaba de que tal vez no estuviera abierto, o no quisiera comprarme y en ese caso tener que volver con la misma carga, lo que me parecía ya diabólico. En ese momento de desasosiego me entra un sms de mi amiga en cuestión, bastante sorprendente el hecho ya que no nos contactamos tan asiduamente. Tanto me llamó la atención que la llamé y me dio el coraje suficiente para seguir con la empresa. Llego y encuentro el clásico cartelito de ya vuelvo. Un alivio, dentro de todo. Cuando llega y abre, 20 minutos después, como había clientas me hizo esperar, porque claro, no iba a cerrar negocios conmigo delante de ellas.
Cuando lo consideró oportuno me hizo vaciar la mochila y empezó a inspeccionar con dedicación enfermiza todas y cada una de las prendas y separó algunas. Además de sentirme casi tan inspeccionada como la ropa, pensaba que ojalá esas fueran las que no compraba porque doblar nuevamente todo y volverlo a guardar me parecía una tarea titánica. Me dice, que esta bien, que se queda con todo lo otro pero que me puede pagar 50 pesos solamente y encima a pagar en 15 días. Yo pensaba, me esta rompiendo el culo, una sola, cualquiera de esas prendas me habia salido 50 pesos o mas o su equivalente cuando las compré, pero bue, cualquier cosa antes de volver con la mochilota. Con la sensación de haber sido abusada me retiré. Hasta ese momento nunca había pensado en qué pasaría si mi madre por ejemplo se cruzaba en la calle con alguna prenda de mi abuela que yo hubiera vendido y otro comprado. Alguna de esas prendas únicas que solo alguien de la familia reconocería. Me dio culpa. Decidí que era algo sumamente improbable y me lo saqué de la cabeza. Lo improbable me sucedió ayer. Estaba en el barrio chino comprando algunos víveres cuando veo MI POLLERA en una señora mayor en la cola de la caja, dos personas adelante mío. No podía ser otra pollera igual porque me la había traído mi madre hace como 16 años atrás de un viaje a Europa. En realidad la posibilidad de que esa señora tuviera una pollera igual existe. Los dos casos son igualmente probables o improbables. Mi sensación fue que era la mía ( que todavía era mía). Raro. Me puse entre nerviosa y ansiosa, la escudriñé a poca distancia, buscando algun detalle mas que develara si era la misma. Mi comportamiento se estaba transformando en llamativo y abandoné la cruzada. Lo que me queda claro es que lo improbable, sucede. Y evidentemente, la Gata Chula sabe hacer su trabajo.
Cuando lo consideró oportuno me hizo vaciar la mochila y empezó a inspeccionar con dedicación enfermiza todas y cada una de las prendas y separó algunas. Además de sentirme casi tan inspeccionada como la ropa, pensaba que ojalá esas fueran las que no compraba porque doblar nuevamente todo y volverlo a guardar me parecía una tarea titánica. Me dice, que esta bien, que se queda con todo lo otro pero que me puede pagar 50 pesos solamente y encima a pagar en 15 días. Yo pensaba, me esta rompiendo el culo, una sola, cualquiera de esas prendas me habia salido 50 pesos o mas o su equivalente cuando las compré, pero bue, cualquier cosa antes de volver con la mochilota. Con la sensación de haber sido abusada me retiré. Hasta ese momento nunca había pensado en qué pasaría si mi madre por ejemplo se cruzaba en la calle con alguna prenda de mi abuela que yo hubiera vendido y otro comprado. Alguna de esas prendas únicas que solo alguien de la familia reconocería. Me dio culpa. Decidí que era algo sumamente improbable y me lo saqué de la cabeza. Lo improbable me sucedió ayer. Estaba en el barrio chino comprando algunos víveres cuando veo MI POLLERA en una señora mayor en la cola de la caja, dos personas adelante mío. No podía ser otra pollera igual porque me la había traído mi madre hace como 16 años atrás de un viaje a Europa. En realidad la posibilidad de que esa señora tuviera una pollera igual existe. Los dos casos son igualmente probables o improbables. Mi sensación fue que era la mía ( que todavía era mía). Raro. Me puse entre nerviosa y ansiosa, la escudriñé a poca distancia, buscando algun detalle mas que develara si era la misma. Mi comportamiento se estaba transformando en llamativo y abandoné la cruzada. Lo que me queda claro es que lo improbable, sucede. Y evidentemente, la Gata Chula sabe hacer su trabajo.